“Por Si Desaparezco” de Mirion Malle es una novela gráfica sobre el estrés de la vida actual y sus peligrosas derivadas como la depresión. Un cómic que lees con el corazón… y que cambia tu mirada.
No tenía claro si “Por Si Desaparezco” de Mirion Malle iba a ser un cómic para mí. Al fin y al cabo, me quedó una cierta herida de desconfianza con el boom de la autoficción en viñeta que, hace ahora unos 20 años, puso el fondo por encima de la forma justificándose en la veracidad. Dicho de otra forma: durante un tiempo, abundaron las novelas gráficas que parecían dibujadas por un niño de 6 años pero que trataban temáticas frecuentemente perturbadoras a la hora de abordar los traumas de los autores.
Y lo entiendo: la candidez de un dibujo infantil, deslavazado, descuidado y primigenio añade una capa de honestidad a los traumas. Una forma de decir “da igual cómo lo digo, porque lo importante es lo que digo”. Pero es que resulta que a mí el “cómo” me suele importar (casi) tanto como el “qué”. Una forma compleja, mimada, pensada y repensada puede añadir capas de sentido al fondo de lo explicado por el autor y, sobre todo, puede variar ostensiblemente la experiencia del lector.
Eso es lo que me alejó de cierta vertiente de la autoficción de hace un par de décadas. Y eso es lo que creía que encontraría en este “Por Si Desaparezco” que La Cúpula ha publicado en nuestro país recientemente. Por suerte, tengo que reconocer que mi suposición inicial estaba erradísima… Y que me bastaron unas páginas de la novela gráfica de Malle para darme cuenta de que me encontraba ante uno de esos mágicos casos en los que fondo y forma vuelan juntos bien alto. Altísimo. Hasta la estratosfera y más allá.
Qué explica “Por Si Desaparezco”
“Mensaje para mis seres queridos por si desaparezco. Si algún día me muero, no será culpa vuestra. Es muy importante que lo sepáis. No es culpa vuestra. Vosotros fuisteis mis puntos de apoyo. Lo siento.” Esta es la nota de texto que la protagonista de “Por Si Desaparezco” encuentra en su móvil y que no recuerda haber escrito. De ella se desprende el título del cómic de Mirion Malle y es, además, la forma más sintética de explicar de qué va esta ficción.
Porque, como ya se intuye en esta escueta nota de texto, “Por Si Desaparezco” va de cómo una chica normal y corriente se enfrenta al día a día de una depresión. O, más bien, de cómo una chica normal y corriente intenta huir de su depresión volcándose en otras cosas, vertiéndose sobre los problemas de otras personas para acabar asumiendo que no hay escapatoria posible y que la depresión siempre te acaba atrapando de vuelta por mucho que corras y por mucho que intentes jugar al escondite con ella.
Con la auto-complacencia justa, Malle habla de la necesidad de quererte un poco más, de priorizarte y no solo darte tu propio espacio, sino custodiarlo y no regalárselo a los demás. Porque una cosa está clara: consciente o inconscientemente, los demás siempre intentarán ocupar tu espacio con sus problemas. Y eso, en un contexto de depresión como el narrado en esta novela gráfica, es altamente problemático.
Mirion Malle retrata de forma magistral la tensión inevitable entre intentar estar bien para los demás y descuidarte incluso ante las advertencias de tus personas favoritas. La tensión entre ayudar a los demás y ayudarte a ti mismo… De esta tensión nacen llantinas en baños públicos en los momentos menos adecuados, bombas de humo con tus propias amigas que acaban haciendo planes sin ti porque, sin darte cuenta, movida por impulsos oscuros, has desaparecido de sus vidas.
“Por Si Desaparezco” también habla de lo fácil que es “tapar” esta depresión bajo el peso de la vorágine del trabajo y la vida moderna: siempre enterrada en proyectos laborales ajenos (como corresponde a su trabajo como agente literaria junior), la protagonista es incapaz de enfocarse y concentrarse en los proyectos personales que son los que verdaderamente le apetecen (la escritura de una libro que mezcle prosa y poesía). No hace falta haber pasado por una depresión para conectar con esta peligrosa huida que todos practicamos en nuestro día a día, permitiendo que el cultivo de nuestra carrera laboral succione toda la energía y tiempo que podríamos estar invirtiendo en otras cosas. En nosotros mismos.
Pero Mirion Malle teje este problema tan común en un complejo tapiz con hilos disparejos de las fiestas multitudinarias contra la soledad casera, de la estresante abundancia laboral contra la sequía creativa de la página en blanco… Hasta que los amigos de la protagonista deciden hacer una necesaria intervención y (perdón por el spoiler) la esperanza hace acto de presencia en forma de algo tan sencillo como tomar un café calentito con tus amigos en la terraza de una fría mañana en medio del bosque.
Cómo lo explica Mirion Malle
Todo lo explicado en el apartado anterior, de hecho, podría haber sido la base de cualquiera de las autoficciones de hace veinte años que he mencionado en la apertura de este artículo. Lo que sublima el fondo de “Por Si Desaparezco”, sin embargo, es la forma en la que Mirion Malle moldea lo que quiere explicar… Empezando por el uso de los pinceles.
Al fin y al cabo, un vistazo rápido y distraído de las páginas de esta novela gráfica podría hacer pensar en los adjetivos que ya he usado en la introducción: infantil, deslavazado, descuidado y primigenio. Pero nada más lejos de la realidad. Solo hace falta echar un vistazo a los detalles del trazo y a la planificación de las páginas para darse cuenta de que aquí todo está impregnado de una decidida dedicación por parte de Malle. No hay infantilidad en el trazo, sino una fluidez trémula que casa a la perfección con la depresión de la protagonista, que es representación directa de la flexibilidad y la fragilidad con la que intenta capear el temporal de su estado anímico.
En cuanto a la planificación de las páginas, Malle practica la sístole o la diástole dependiendo de ese mismo estado anímico de la protagonista. En su entorno laboral, en las fiestas, en las redes sociales, en el día a día, las páginas se contraen hacia su propio centro y se atiborran de información visual como nos ocurre a todos cuando dejamos que el estrés tome las riendas de nuestras existencias. Cuando la protagonista se queda sola y afronta su depresión, el espacio se dilata, la sobreinformación se limpia, abundan los blancos y Malle borda ilustraciones a página completa en las que se siente directamente la desesperación anímica.
En ambas direcciones, expansión y contracción, “Por Si Desaparezco” brilla de forma fulgurante. Aunque tengo que reconocer que donde me gana el cómic de Mirion Malle es en el abigarramiento estresante con el que plantea la vida moderna a rebosar de notas de texto, mails, pantallas de móviles y portátiles, perfiles de redes sociales, conversaciones de WhatsApp… Se intuye en este retrato una voluntad de realismo urbano que demuestra que la novela gráfica no es un acto ombliguista como los que abundan en la autoficción, sino una mirada certera sobre la vida millennial y las problemáticas que conlleva.
De hecho, “Por Si Desaparezco” no es una autoficción más de las que sales consciente de la problemática concreta del autor, sino que más bien es una lectura que se hace desde el corazón pero te acaba transformando la mirada. Con esta novela gráfica, Mirion Malle consigue que, tras girar la última página, observes tu entorno con otros ojos, dispuesto a empatizar mucho más no solo contigo mismo sino con las personas que te rodean que puede que estén pasando por aprietos que desconoces pero que, como la protagonista de esta ficción, intenten huir de su situación ayudándote, sonriéndote, queriéndote. No caigas en la trampa de arrebatarles el espacio que necesitan para sanar.
Sinceramente,
Raül De Tena
