“La Nit Més Clara” / “La Noche Más Clara” se ha convertido en uno de los grandes hypes literarios de la temporada… Será por la embriagadora manera en la que Marc Parera mezcla magia poética y cruda realidad.
Hace un par de semanas, estaba en el cumpleaños de un amigo al que le regalaron “La Herencia” de Matthew López por duplicado en sus versiones en castellano y catalán. Obviamente, el motivo de este regalo repetido es que la obra de teatro acaba de convertirse en uno de los eventos culturales de la temporada a su paso por el Teatre Lliure. Pero me pareció bastante gracioso pensar que, de aquí a unos meses, probablemente el libro que más va a regalarse por duplicado en sus versiones en castellano y catalán será precisamente el que me estaba leyendo entonces: “La Nit Més Clara” / “La Noche Más Clara” de Marc Parera.
Este libro fue publicado el año pasado por la editorial La Magrana y, de hecho, lo tenía anotado en mi lista de pendientes desde que el dependiente de la librería Antinovs de Barcelona me lo recomendara encarecidamente. En los últimos meses, sin embargo, su popularidad no ha hecho más que aumentar y aumentar a la manera en la que suele ocurrir con los buenos growers… Hasta que, hace unas semanas, Dos Bigotes publicó una edición en castellano que va a servir para hacer que la fiebre por este libro se extienda por todo el territorio español.
Y no es para menos porque, en sus poco más de cien páginas, Marc Parera encapsula una historia que se te queda viviendo dentro precisamente por la brillantez con la que practica el perfecto equilibrio entre una poesía mágica que te eleva al cielo, que te hace rozar las nubes con la punta de los dedos; y una cruda realidad que te pone los pies en el suelo… y que incluso te los hunde en el lodo. Es necesario abordar estos dos contrarios que conviven en la novela para comprender por qué “La Nit Més Clara” / “La Noche Más Clara” nos deja una herida a todos los que nos acercamos a ella.
La poesía MÁGICA de Marc Parera

Vaya por delante que la versión de este libro que me he leído es la catalana, que es el idioma en el que originalmente fue concebido por su autor. Y es en esta versión donde puedo certificar que la poesía mágica de su prosa se abre y despliega como una flor exótica en una noche tropical. El impulso inmediato es pensar en esa generación de autores catalanes comandada por Pol Guasch que están poniendo minas explosivas de poesía para volar por los aires el clasicismo de la prosa tradicional.
Pero lo cierto es que esto tampoco es algo que la mencionada nueva generación haya inventado. Más bien es una tradición recuperada y resignificada para unos nuevos tiempos de neorruralismo brutal. Lo de Marc Parera, entonces, remite más bien a una tradición de prosa elevada por las alas de lo poético que, en el caso de “La Nit Més Clara” / “La Noche Más Clara” vuela especialmente libre gracias al acierto de una estructura basada en pildorazos cortos y concisos, también sólidos y fugaces. Infinitamente bellos cuando quieren ser bellos.
Parera estructura su novela como una harmónica e hipnótica sinfonía en la que cada pedacito, cada pildorazo, es una nota que te conduce a la siguiente no de forma lineal, sino más bien de manera espiritual. A este respecto, “La Nit Més Clara” / “La Noche Más Clara” es similar a los diarios de post-adolescencia que todos hemos escrito con la intención de capturar la belleza (en este caso, triste y desgarrada) de un mundo en el que la gente, ocupada con el trance del ritmo frenético de la modernidad, no parece tener tiempo para detenerse y deleitarse con esta belleza de lo mínimo, del gesto, de la palabra y la frase.
Curiosamente, el mundo ignora la belleza que habita en su interior de la misma manera en la que ignora al protagonista, Damià, quien parece (no)existir en los márgenes de la acción mundana que ocupa a las personas “normales”. Damià no es “normal” por muchas razones, pero sobre todo por una sensibilidad especial que se traduce en pasajes bellísimos: “I si la buidor no fos només dins meu sinó també dins de cada petit objecte i ésser viu del món exterior i els podrís, també a ells, les entranyes?” (“¿Y si el vacío no estuviera solo dentro de mí sino también dentro de cada pequeño objeto y ser vivo del mundo exterior y les pudriese, también a ellos, las entrañas?”).
Esta posición alterna es probablemente la que le permita descubrir la realidad con ojos nuevos: “Jo, en canvi, començava a sentir un quartet de corda al fons de tot de la ment. Molt tènue al principi, però in crescendo (…). Em va sorprendre comprovar que, a més de sang, carn i ossos, jo també era fet de música” (“Yo, en cambio, empezaba a sentir un cuarteto de cuerda al fondo de todo en mi mente. Muy tenue al principio, pero in crescendo (…). Me sorprendió comprobar que, además de sangre, carne y huesos, yo también estaba hecho de música”).
En este párrafo, Damià está hablando de sexo de la forma en la que ya ninguno hablamos de sexo: sublimando la belleza que contiene en vez de la brutalidad, el instinto animal, el sudor y los fluidos. Y es esta bellísima sublimidad la que eleva “La Nit Més Clara” / “La Noche Más Clara” por encima de la cruda realidad que está tratando. Una realidad en la que, si nos basamos exclusivamente lo que ocurre en la trama, el sexo debería tener más de brutal que de bello.
La cruda realidad de “La Nit Més Clara” / “La Noche Más Clara”

Y es que, por mucho que haya decidido abordar la mágica poesía de la novela de Marc Parera en primer lugar, es inevitable acabar recalando en la cruda realidad que contiene. Una cruda realidad que, además, se ve subrayada por la mencionada estructura basada en pildorazos cortos y concisos, también sólidos y fugaces. Infinitamente desgarradores cuando quieren ser desgarradores.
Resulta sorprendente la capacidad de Parera para decir TANTO en tan poco espacio. Le basta un pildorazo de un párrafo para hacer avanzar alguna de las múltiples tramas que se van trenzando en el interior de la novela: los recuerdos del padre fallecido, el trabajo de Damià como chapero para capear las dificultades económicas que llegan con la orfandad, el lento apagarse de la abuela que hace de madre, los clientes, la adopción de un gato negro descarriado… También su caída en el Olimpus, un club en el que hace su trabajo entre los sueños rotos de las prostitutas y comandado por un oscuro personaje que le somete por la vía de la cocaína.
Leyendo “La Nit Més Clara” / “La Noche Más Clara”, no podía evitar pensar en el Bret Easton Ellis de su reciente “Los Destrozos”. Al fin y al cabo, este libro actualiza uno de los rasgos más sorprendentes de su primera literatura: el embotamiento de unos personajes que beben y se drogan y follan y viven rapidísimo con tal de pasar por la vida sin que esta les toque, sin que les manche. “Los Destrozos”, de hecho, también es una novela de pildorazos cortos que reproducen el embotamiento de sus personajes e inducen al embotamiento del lector.
El caso de Marc Parera es diferente: su estructura (sintetizando muchísimo más los pildorazos de Bret Easton Ellis) eleva al lector por la vía de la ya mencionada mágica poesía, pero plasma de forma magistral un embotamiento que hace posible que la tragedia a su alrededor no deje huella en el protagonista. Damià prefiere centrarse en los zarpazos de belleza que puede robar de la cotidianidad y, a la vez, dejar la vida pasar porque parece que la vida poco tiene que ofrecerle… por lo menos, hasta que en su vida aparece Febrer (Febrero).
Contra todo pronóstico, este chaval de 15 años (que no se llama Febrer, sino que así es bautizado por Damià) se infiltra en la existencia del protagonista y le hace albergar una brizna de esperanza en el futuro. Marc Parera, además, alarga los pildorazos con los que ha construido su ficción para que puedan ser habitados por los dos enamorados: el amor dilata el tiempo, eso es lo que nos dice el autor cuando, con la aparición de Febrer, Damià deja de huir de la vida y se permite habitar su propia existencia. Ocupar el espacio. Vivir una narrativa que por fin no le espanta ni le embota, sino que le centra y le arraiga en el presente.
Pero no voy a decir nada más por miedo a caer en spoilers… Lo último que añadiré es un consejo: lee cuanto antes mejor “La Nit Més Clara” / “La Noche Más Clara” y, después, regálalo. Eso sí, cuando vayas a regalarlo, asegúrate antes de que nadie más traerá a la fiesta de cumpleaños el mismo libro en cualquier de sus dos versiones. Porque tiene toda la pinta de que esto es lo que va a pasar en los próximos meses.
Sinceramente,
Raül De Tena